“Una ligera brisa parece que nos acaricia la cara y nos mueve el pelo”, “un descubrimiento desde la calma, desde la relajación”, con la naturalidad como pilar base en cada fotograma.

Vivir y disfrutar al máximo con lo que hago e ilusionarme tanto como vosotros con vuestra historia, vuestro día, vuestra boda, es una de mis premisas. El día que deje de sentirme así, que los nervios en la tripa desaparezcan y la lágrima de emoción al disfrutaros ya no esté, prometo dedicarme a otra cosa.

Soy playa, montaña y naturaleza, madera y flores frescas, salitre y rocío, calma y libertad, paseos que se alargan de los que surgen momentos. Momentos llenos de magia y risas. Implicado en lo que hago y en las personas con las que trato.

Soy cámara en mano, paciencia y dejar fluir, comidas que terminan en cenas y cenas que terminan en amaneceres. Sensibilidad extrema y predilección por el detalle, por el buen hacer de una mesa o un rincón. Amor infinito por la familia, por los míos. Y es que yo no sería nadie sin todas las personas que tengo conmigo y de las que aprendo cada día.